sábado, 25 de abril de 2009

MURIÓ DON SIXTO PALAVECINO

Con 94 años. El músico y compositor santiagueño, poeta, cantante y, sobre todo, "violinisto" Sixto Palavecino, que sufrió hoy(25/04/09) un fuerte cuadro de neumonía.
Salavina. Tenía una manera de decirlo, don Sixto, que hacía que ese nombre sonara especial. Allí, en el sur de Santiago del Estero, pegadito a Atamisqui, había nacido, el 28 de marzo de 1915, en una casa del paraje de Barrancas. "Una población mínima, ranchos. Monte". Así describía su lugar. El primero en el que vivió. Zona de músicos. Desde su abuelo, el Tata Martín, guitarrero, que llegó a los 120, hasta sus hermanos, que tocaban el violín y la guitarra. Padre no había. Y la escuela llegaba a tercero. Tampoco había más. Y en esa tierra que destilaba melodías, un mandato que Sixto no respetó. "No te voy a permitir que aprendas a tocar música. Mañana serás un borracho". La voz de su madre, Petronila, retumbaba en su cabeza, mientras escondido, de rodillas, bajo una frazada, probaba y probaba. Eso sí, "suavecito". Hasta que lo descubrieron. "Qué sabés vos?", lo desafiaron. Y entonces tocó. "Y desde ese día me permitieron", contaba el hombre, muchos años después. Desde entonces, el violín sería su compañero de ruta más fiel. Aunque durante 54 años compartió esa exclusividad con Argelia del Carmen. "Parte de mi vida, Argelia, fiel compañera, mi amada", le cantaba en su adiós, cuando su esposa acudía al "reclamo de Dios". Alternaba su oficio de músico, en los rezabailes, en las fiestas, con su bolichito, que creció a almacén de ramos generales. Un conjunto primero, otro después. Mientras el hombre se internaba en el monte y se acostaba, ponía su guitarra sobre su pecho, y esperaba que el duende (o el diablo) apareciera. "Se decía que había que hacer eso para aprender música", contaba Sixto en alguna entrevista de 1975, cuando Buenos Aires ya era parte de su vida.Hubo una peluquería, que heredó de Faustino, su hermano mayor. Y que mantuvo mientras más y más la música se metía en su vida. O al revés. También una pizzería, en Villa Ballester, que apenas resistió seis meses, por los primeros '60. Y hubo que ponerse a tocar. "Entre el 65 y el 69 empezamos a grabar", recordaba, don Sixto. "Tres dobles". Pero las chicas, sus chicas, dejaron de cantar y hubo un momento de silencio. O casi. Porque la peluquería era sala de ensayo, centro cultural. Y, también, un espacio en el que el quechua era reivindicado y arrancado de la vergüenza. "Mucha gente pensaba que era algo atrasado. Yo les decía que no me interesaba que no lo tuvieran en cuenta, que mi vida era mi familia, mi idioma, la música y el canto", confesaría unos años atrás, cuando ya el violín había dejado de sonar. Nacían los '80. León Gieco construía "De Ushuaia a La Quiaca", y en ese trabajo de mapeo musical, el rockero lo buscó hasta encontrarlo. Y Don Sixto entró en la Capital de su mano, con el quechua como bandera. Era músico, pero también transmisor de una cultura, de una cosmovisión que no restaba. Aparecía en los escenarios y el aplauso lo envolvía. Como años más tarde el olvido. Cumplió sus 94 y los festejó junto a sus hijos y sus más de 20 nietos y bisnietos, en su casa del barrio Almirante Brown, en el acceso norte de la capital santiagueña. Poco tiempo atrás, sus colegas lo homenajearon en el Festival de la Chacarera, en La Banda. Y hubo aplausos. Como antes.
Fuente: Clarín.com

quinta-feira, 9 de abril de 2009

SUMA PAZ


Con 70 años recién cumplidos (el último domingo) falleció esta madrugada la cantautora y guitarrista Suma Paz víctima de una arritmia que derivó en un accidente cerebrovascular del cual no pudo recuperarse y con su deceso se va una de las figuras más emblemáticas del Canto Yupanquiano. Su fallecimiento se produjo esta madrugada en una clínica porteña, según le confirmaron a Télam sus familiares. Suma, había nacido el 5 de abril de 1939 en la ciudad santafesina de Bombal y con tan sólo 6 años comenzó a tocar la guitarra en su ámbito familar, para luego estudiar filosofía y letras y se graduó en la Universidad del Litoral. A partir del año 1959 comenzó su participación en programas de radio y televisión y en 1968 viajó a Japón donde brindó 40 recitales y grabó un disco. En 1977 estrenó la cantata "Ay, Patria mía", basada en la vida de Manuel Belgrano, con textos del historiador Máximo Aguirre y música de su autoría, que fue representada en el Teatro Municipal de Morón con la participación del Coro Mixto dirigido por el maestro Fernández Cevallos y el actor Oscar Casco en los relatos. Por Radio Nacional y sus 40 filiales, escribió y condujo durante seis años el programa "Pampeanías". Fiel seguidora y difusora de la obra de Don Atahualpa Yupanqui de quien ella consideraba como su "maestro", tiene entre sus trabajos más destacados: "La incomparable Suma Paz" (1960); "Guitarra, dímelo tú" (1961); "Suma Paz La incomparable" (1963); "Lo mejor de Suma Paz" (1970); "Las hondas raíces de Suma Paz (1980); "Llenar de coplas el campo" (1972); "Una mujer con alma de guitarra" (1970); "Para el que mira sin ver" (1982); "Homenaje a Atahualpa Yupanqui" (1994); "Canto de nadie" (2000) y "Parte de mi alma" (2005), producido por Litto Nebbia. Publicó además tres libros de poesía: "Pampamérica" (premiada por la Fundación Steimberg); "Al sur del canto" y "Ultima guitarra". En el año 2006 fue distinguida por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad. En aquel acto que condujo el concejal comunal y músico Juan "Chango" Farías Gómez asistieron figuras del mundo de la música como Susana Rinaldi, Adelina Villanueva, Atilio Reynoso, José Ceña y Carlos Martínez. Entre otras distinciones, recibió el Premio a "Los Grandes Intérpretes" (SADAIC); el Martín Fierro del Instituto de la Tradición de Rosario; el Premio "Alicia Moreau de Justo"; el "Discepolín" del Departamento de Cultura del Partido Justicialista y el Kónex de Plata como una de las "Cinco mejores intérpretes de folklore". El periodista René Vargas Vera (diario La Nación) escribió el libro "Suma Paz, por la huella luminosa de Yupanqui". Con respecto a Don Ata, la poeta y compositora expresó en su momento que "hace muchos años cuando era una niñita, Don Atahualpa me dijo: usted ha elegido un camino áspero y solitario, asúmalo y no se queje". Lito Nebbia productor de su último disco mencionó en la placa que "Suma Paz es una discípula de la tierra. Del canto del canto Noble. Mujer que pertenece a la raza de nuestro Atahualpa Yupanqui y su interpretación tiene la nobleza de nuestras raíces..." Temas como "Desde la misma huella", "Arrorró vidita", "Campana de palo", "Patio de nogales", "Milonga en Do" de Alfredo Zitarrosa (otro de sus artistas preferidos), "Pampa escondida", "Mi regreso", "Tu que puedes vuélvete", "Aves que vas cantando" y "Doña Guillerma", estas últimas de Atahualpa, son buena parte de su extenso cancionero poblado de milongas, zambas, huellas y cifras. Suma, desgrana en su canto nostalgia de una intérprete que es toda milonga, llanura, por su expansión musical y su hondura filosófica de vida. Don Ata le recomendaba a la cantora popular: "póngase detrás de su canto, nunca se luzca usted"; "apague tarde su lámpara, nunca te acuestes hasta que no hayas alimentado tu espíritu de palabras que te nutran y de paz que te acune". "A que le llaman distancia, eso me habrán de explicar, solo están lejos las cosas que no sabemos mirar"; "No ha de faltar jamás quien encuentre una copla, y la mire, la aprenda, la lea, la goce, la llore y la haga suya, y la devuelva a todos, al aire: La golondrina sin pasaporte", dijo Yupanqui.
Bueno, para que la disfruten, les dejo Suma Paz - Homenaje a Atahualpa Yupanqui!!